lunes, 27 de septiembre de 2010

Desde esta ventana

Recorrió con su mirada toda la habitación. El living. Colillas de cigarillos en el piso, las cortinas salidas, botellas de alcohol. Siguió camminando, mientras esquivaba con cuidado la ropa en el suelo.
Llegó a la cocina, se sirvió un vaso de agua. Miró unas fotos que había imantadas en la heladera y sonrió con lástima.
Dejó su vaso y se dirigió a la habitación. La cama deshecha, los muebles abiertos. Pastillas sobre las sábanas. Dio unos pasos. Y allí estaba. Su cuerpo desnudo en el piso, pálido ya de penas. Al lado de la cama, se encontraba la muerte. Son esas imágenes que nunca van a poder borrarse de la memoria.
Ella se sienta, llora y sus años la hacen desesperar. Yo, que desde esta ventana lo estuve viendo todo, no tengo el suficiente valor para explicarle a la madre por qué su hija se suicidó. Y seguirá toda su vida buscando respuestas en las sábanas, en los muebles, en las botellas y en los libros.
Pero nunca va a recordar que cuando María la necesitó, ella nunca estuvo. Y recoge sus bolsas y mete un poco de ropa que iba a pedirle prestada. Me mira por la ventana y yo le cuento en mi mirada que gran parte de la culpa es suya. Y luego dejo de mirar.
Entonces ella no se preocupa y se va, tratando de dejar todo en su lugar.
Pero no entiende que yo, desde esta ventana, ya lo he visto todo.

Evelyn Reggina.

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