domingo, 29 de agosto de 2010

Carta a María Claudia Falcone

Carta de su hermano a María Claudia Falcone, su hermana desaparecida, que escribí en el 2008. Me gustó la idea porque es muy interesante la historia argentina vista desde estos detalles, desde la literatura, tanto como los hechos verídicos que saqué de Internet fusionados en esta carta.

Anhelada Claudia:
No sé si recordarás que cuando te fuiste, querida hermana, mamá se desesperó.
La tarde del 16 de septiembre, hablaste con papá para pedirle algún recurso. Quizás fue la última vez que tuviste la oportunidad de hacerlo.
Siento la extraña sensación de que estoy hablando con el espiritú de una hermana que para mí no murió, que vaya a saber quién decidió que yo no pueda despedirme de sus sonrisas.
Pero hay que recordar para no olvidar y en mí se concibe el deseo de escuchar una nueva vez, en mi mente, las últimas palabras que pudiste pronunciar en paz, hermanita.
Estabas refugiada en la casa de nuestra tía abuela, ¿te acordás? Un grupo de civiles tumbaron la puerta, encerraron a la dueña de la casa -que estaba muy asustada- en su habitación y te condujeron bruscamente hacia el baño del departamento.
Nuestra tía pudo espiar todo sin que nadie se diera cuenta. No quiero imaginar el miedo que habrás sentido, María Claudia, al ver que todo por lo que habías luchado se destruía en la madrugada de aquel 16 de septiembre. Defendías lo tuyo, siempre lo
hiciste. Y por más de que hoy no estés acá, conmigo, me llenas de orgullo querida hermanita.
Por último, a vos y a María Clara -la amiga que compartió con vos el sufrimiento de no saber qué iría a ocurrir-, las llevaron a un camión del Ejército que, según cuentan testigos, estaba ubicado en frente del edificio.
Yo estaba cenando con nuestros padres en Le tre palle, un restaurant ubicado frente al edificio de Obras Públicas, del que en más de una oportunidad habrás contemplado la gran fachada. Nos retiramos temprano porque en esas épocas no era conveniente circular en altas horas. A la madrugada, nos despertó mamá con la noticia de que ya no estabas. "Se llevaron a María Claudia", susurró.
En ese momento entré en pánico, ¿dónde estarías Claudia?, ¿A dónde te llevarían? Ignorábamos todo eso.
Luego de lo que pasó, totalmente preocupados por vos y por todos los hechos futuros que podrían ocurrir, decidí buscar algún
refugio. Nuestra familia vivió así, querida hermana, escondida ante tanta represión.
El sólo hecho de pensar que estarías siendo torturada nos mataba, sencillamente "nos mataba". Angustia, dolor, esperanzas y noches enteras sin dormir. ¿Qué querés que te diga, Clau? Si en realidad, vos más que nadie lo sabes todo. Desde tu lugar,
seguramente siempre tuviste presente a tu familia, que está y estuvo siempre en tu corazón.
Hoy, todavía imagino ese flequillo lacio bordeando tus grandes ojos celestes llenos de entusiasmo, queriendo pelear por lo que vos merecías. Y si querés, desde donde estés, saber cómo te recuerdan acá las personas a las que vos llamabas tuyas, no debes
dudar que están tan llenos de orgullo como yo. Valoran nuevamente tu bondad y tu interes por ayudar. Alma solidaria tendrías y tendrás María Claudia, porque en los corazones de todos nosotros permaneces viva y tu risa incesante nos recuerda a todos tus actos que, rebeldes o no, siempre eran para bien de todos los tuyos.
Te arrancaron de tu lugar María Claudia, pero nunca de nuestros corazones. Y te aseguro, hermana, que nunca lo harán.
Con toda la fé que implica volver a verte allá, arriba: me despido. Te quiero, te quiero hoy y siempre.
Tu hermano, Jorge Falcone.

1 comentario:

  1. Siempre que leo cosas referentes al tema , mi corazón se hace como un bollo de papel...una historia tan fuerte como la nuestra que gracias , a ellos muchos recordamos como un día de memoria en Argentina... siempre existirán aquellos a los que no les importa , pero por mi parte siempre existirá esta memoria que quiero y me gusta conocer, su lucha no fue en vano y sus objetivos hoy son los míos.
    Su historia hoy es la mía... su recuerdo hoy es mi memoria...

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