martes, 2 de noviembre de 2010

Felicidad

No había nadie que le hiciera compañía. Entonces el chico que reparte los diarios, la chica que camina con auriculares, él -que van con rosas-, ella que no conoce el Amor, la nena que se ríe en la esquina, los que van de la mano, el nene que toma helado en la plaza, la chica que llora en la puerta de su casa, el anciano que respira aire fresco desde su ventana, la pareja de desencontrados que se buscan sin verse, la mujer que espera el colectivo y el hombre que espera a esa mujer veinte cuadras siguientes, los padres que persiguen el globo del nene que se perdió, las cinco o seis personas que van dentro del auto rojo que acaba de pasar, la mujer que se acaba de bajar de un taxi, el que camina rapurado con un maletín, los que se olvidaron de soñar, ella que hace media hora discute por teléfono, él -que no le corta a su novia para seguir diciéndole que él la ama más-. Y entonces, sin casi darme cuenta, pienso: "Tanta gente y yo buscando, deseando y necesitando sólo una para ser feliz".

Evelyn Reggina.

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